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PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

martes, 18 de marzo de 2014

Noticias sobre el peligro de derribo de la fábrica Clesa de Madrid.

SOS por la fábrica Clesa
Autora artículo en ABC Sala Medialdeal

Una corriente se mueve entre los arquitectos y amigos de la arquitectura, encaminada a salvar la antigua fábrica de Clesa, en Fuencarral-El Pardo, hoy propiedad de la inmobiliaria Metrovacesa. Profesionales a título particular, a través de fundaciones o mediante instituciones tan prestigiosas como Docomomo (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the modern movement) insisten en la necesidad de proteger esta pieza única de la arquitectura contemporánea, tan desprotegida como el resto de las de su generación, hasta que el nuevo catálogo, ahora en preparación, lo remedie.

La fábrica Clesa fue construida en 1958-1961 por Alejandro de la Sota, prestigioso arquitecto gallego, profesor de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid y autor de joyas como el Edificio de Correos y Telecomunicaciones de León, el Gobierno Civil de Tarragona o el gimnasio del Colegio Maravillas, que el crítico inglés William Curtis considera la obra más significativa de la arquitectura española contemporánea.

Desde la Fundación Alejandro de la Sota, dedicada a su figura, su directora, Teresa Couceiro, lucha por conseguir protección para este conjunto y evitar así cualquier tentación de demolición que pudiera existir. En busca de respuestas, explica Couceiro a ABC, se han dirigido a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, a la Dirección General de Vivienda y Rehabilitación, y al Ayuntamiento de la capital.

El Gobierno municipal no tiene incluida esta obra en su catálogo de protección. Entre los arquitectos, muchos esperan que el nuevo catálogo, ahora en redacción junto con el Plan de Urbanismo que sustituirá al actual, incluya este y otros elementos de arquitectura moderna tan desprotegidos como en su día lo estuvo la Pagoda de Miguel Fisac, ahora sólo un recuerdo. Ha habido propuestas en este sentido: ya en 2005, el concejal socialista Pedro Sánchez, hoy diputado nacional, solicitaba elaborar un inventario de la arquitectura industrial madrileña con valor cultural.

Los actuales propietarios de la fábrica, Metrovacesa, optan por mantener silencio. En el Ayuntamiento madrileño aseguran que, a día de hoy, no se ha solicitado ninguna licencia de demolición para este conjunto.

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La Fundación Alejandro de la Sota ha visto incrementarse los apoyos a esta causa a raíz de la exposición sobre este autor y Fisac, estrenada el pasado año coincidiendo con el centenario de los dos arquitectos. También el de la institución Docomomo, creada en 1989 para inventariar, proteger y divulgar el patrimonio arquitectónico del movimiento moderno.

«Extrema preocupación»
Esta institución ha enviado, a finales de febrero, una carta al director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, en la que expresa su «extrema preocupación ante la noticia del posible derribo de la fábrica Clesa». Define ésta como «un conjunto de gran interés arquitectónico», y recuerda a las autoridades que está incluido en el Registro de la Industria realizado por Docomomo entre 1999 y 2005, y en el Catálogo Inicial de Edificios del Plan Nacional del Patrimonio del Siglo XX, elaborado por este organismo «por encargo del Instituto del Patrimonio Cultural de España».

Por estos motivos, Docomomo solicita a las autoridades madrileñas «que inicien con la mayor urgencia los procedimientos necesarios para la protección y conservación del conjunto» de la antigua fábrica.

Clesa ya tiene cita con la piqueta.
Autor de artículo en El País, Bruno Garcia Gallo

El edificio de Centrales Lecheras Españolas (Clesa) en la calle del Cardenal Herrera Oria de Madrid, una joya arquitectónica realizada en 1961 por el arquitecto Alejandro de la Sota, tiene cita ya con la piqueta. Su propietario actual, la constructora Metrovacesa, solicitó hace unos días la licencia municipal para tirar abajo el edificio. Dado que en la actualidad carece de protección administrativa, pese a constituir un referente de la arquitectura industrial española, ese permiso será concedido en unas semanas sin obstáculos. Para evitarlo, el Colegio de Arquitectos de Madrid se ha propuesto lograr que el Ayuntamiento abra un expediente de protección, lo que paralizaría provisionalmente el derribo.

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El área municipal de Urbanismo se ha comprometido a estudiar “con mucho interés y fruición” esta iniciativa. Dentro del proceso de elaboración del nuevo Plan General de Ordenación Urbanística, que estará listo previsiblemente en 2015, se está llevando a cabo una revisión pormenorizada de 17.000 edificios para precisar si se los protege y hasta qué punto por su valor histórico y artístico. Según Urbanismo, la fábrica de Clesa es uno más, y aunque el mecanismo para blindarlo ya está en marcha, no puede privilegiarse su caso sobre los demás. El problema estriba en que, antes de que llegue su turno y se decida (o no) protegerlo, puede haber quedado ya reducido a cascotes.

La Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid (PP) envió una carta al área municipal de Urbanismo (PP) la semana pasada solicitando que se blinde el inmueble. Sin embargo, declinó brindarle protección regional, aduciendo que tiene menos de 50 años de antigüedad y no conserva maquinaria industrial en su interior. Además, según la Comunidad, esa protección debe permitir dar un nuevo uso al edificio.

Pero lo cierto es que bastaría con una resolución —y no una carta— del director de Patrimonio Histórico, Jaime Ignacio Muñoz, para que la licencia de derribo quedara congelada y se abriera el proceso de protección municipal.

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Esa es la decisión política que desea lograr el Colegio de Arquitectos con su iniciativa “en defensa del patrimonio”. “En cualquier país civilizado, un edificio así tendría una protección que permitiera al propietario aprovechar sus extraordinarios valores arquitectónicos aunque quiera convertirlo en viviendas, oficinas o escuela. Además, esas características incrementan el valor del conjunto resultante, aunque haya de hacerse con más cuidado”, explica su decano, José Antonio Granero.

“Parece mentira que protejamos yacimientos arqueológicos o inmuebles de más de 100 años, y cuando tenemos algo tan valioso, un edificio de referencia con muchos usos posibles, se quiera tirar abajo”, añade. En su opinión, la Administración debería dar “ventajas” al propietario de un bien protegido para favorecer su conservación, pero “ese es un debate posterior: lo fundamental ahora es evitar el derribo”.

La cuestión de fondo no es si la fábrica de Clesa debería tener protección por su valor arquitectónico sino por qué no la tiene aún. El Ayuntamiento se comprometió en 2001 a incluir en su Catálogo de Elementos Protegidos este edificio y otros 370, para cubrir así las lagunas en el blindaje de la arquitectura moderna que permitieron en 1999 el derribo de La Pagoda de Miguel Fisac. La Comunidad elaboró ese año una lista de 300 inmuebles modernos para elevar aún más su protección, declarándolos Bien de Interés Cultural. Pero hoy por hoy, la fábrica Clesa sigue desprotegida.

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No es una historia nueva. La propia Pagoda, otra joya arquitectónica que se tiró porque el Ayuntamiento no le vio “ningún uso”, también se había prometido proteger en 1993. Cinco años después, era destruida por la piqueta. A la fábrica Clesa le ronda la misma suerte. Está a una decisión política de salvarse. Veremos si se produce. Y si llega a tiempo.

Presentan la solicitud para demoler la antigua fábrica Clesa de Madrid.
Autora del artículo en ABC es Sara Medialdea

La voz de alerta que dieron días atrás los colectivos de arquitectos y la Fundación Alejandro de la Sota sobre el destino de una de las obras más destacadas de este arquitecto, la fábrica de Clesa, se descubre ahora más necesaria que nunca. Según ha sabido ABC, ya se ha presentado al Ayuntamiento madrileño la solicitud para demoler la fábrica.

El complejo es, según los arquitectos, una pieza única de la arquitectura industrial contemporánea, pero hasta ahora carece de protección,como pasa en general con los edificios de menos de 100 años de vida. Esta fábrica, construida entre 1958 y 1961, dejó de funcionar hace unos años, pasando a ser propiedad de la inmobiliaria Metrovacesa.

En la Agencia para la Gestión de Licencias de Actividades (AGLA) ya ha entrado una solicitud para su demolición. Precisamente, lo que temían en el sector: la institucion Docomom (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the modern movement) advirtió de ello en carta a las autoridades regionales, solicitando la protección del conjunto.


17.000 edificios en estudio
El área de Urbanismo del Ayuntamiento explicó a ABC que elabora en la actualidad un nuevo catálogo de edificios protegidos, dentro del nuevo Plan de Urbanismo, que quiere tener listo antes del fin del mandato. No obstante, no concretó si este edificio se contaría entre los protegidos, dado que son 17.000 los que están siendo estudiadospor una comisión en la que participan también el Colegio de Arquitectos y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

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El portavoz del PSOE, Jaime Lissavetzky, cree que la fábrica Clesa tiene una «doble desprotección», por contemporánea y por industrial. «La perdida de la memoria industrial de la ciudad –dijo– es preocupante», por lo que urgió a disponer «cuanto antes» del nuevo catálogo «para garantizar la protección de piezas como esta».

Ángel Pérez, portavoz de IU, califícó el complejo Clesa como «una de las joyas más importantes de la arquitectura industrial española»; por eso apoyan «que se pueda mantener, y ser protegida como pieza fundamental de la arqueología industrial».

También David Ortega (UPyD) está preocupado: «Desde el sentido común y la sensatez –pidió– las administraciones públicas madrileñas deben aumentar la protección del patrimonio histórico y arquitectónico de Madrid».

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